lunes, 25 de octubre de 2010

¿Y qué sentiste?

¿Y qué sentiste cuando sobre ti
descansó sus labios?

¿Y qué pensaste cuando en tu cuerpo
descargó el cansancio?

¿Y qué hay de aquel día
en que enfermó a ratos?

¿Y qué era lo que le sucedía
cuando rompió en ti en llanto?

¿Cuántas noches compartieron?
¿cuántos días? ¿cuántos años?

¿Cuántas cosas decidieron
mientras él estaba a tu lado?

¿Cuántas frías madrugadas
calentó él con sus manos?

¿Cuántas largas desveladas
le acompañaste pensando?

¿De cuántos sueños fuiste cómplice,
y te hacía sentir humano?

¿En cuántos despechos fuiste
la única en consolarlo?

Fuiste tú, sin duda, tú
quien lo esperaba a diario.

Fuiste tú, su almohada,
su refugio más preciado.

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